miércoles, 10 de septiembre de 2008

En el footy con Gonzamacho

Hace dos semanas vino de visita Gonzamacho. Se ha dedicado a dar la vuelta a Australia en una furgoneta hecha trizas en compañía de un amigo japonés, que creo recordar que se llamaba Tatsuo. Su aventura será mejor que os la explique él; las risas están garantizadas. Yo os contaré lo que hicimos ese día.

Como gran aficionado a los deportes en general, Gomzamacho me pidió que fuéramos a ver un partido de fútbol australiano. Este deporte es extraño, como todo en Australia. Aquí le llaman Australian rules football o simplemente footy. Es parecido, pero ni por asomo según los expertos, al rugby. Hay 2 equipos y 4 palos a cada lado. Si metes la bola entre los palos del medio son 6 puntos, si pasa entre los laterales 1 punto. En lugar de ser redonda la bola es ovalada. Le pueden dar con el pie o el puño. A veces botan la pelota. El árbitro pita todo el rato. No hay muchas hostias, aunque de vez en cuando hay tortas en pequeños grupos. Casi hay más gente dentro del campo que fuera: 18 jugadores por equipo, 7 árbitros, entrenadores (varios) de cada equipo que van dando instrucciones dentro del terreno de juego, masajistas, aguadores y cientos de gaviotas.

Antes de entrar en el estadio, como buen colchonero, Gonzamacho se calzó su camiseta del Atlético de Madrid y preguntó quiénes eran los buenos y quiénes los malos. A pesar de que la victoria era casi segura para los Richmond Tigers, él prefirió ir con los Melbourne Demons. Y sintió a su equipo como suyo desde el primer momento.



Aquí tenemos a "nuestro" equipo que, como era de esperar, perdió.


El primer cuarto fue interesante. Nos pasamos más de 20 minutos tratando de averiguar que querían decir los numerosos números del marcador. No sabíamos quien ganaba o perdía, aunque lo intuíamos. Cuando dimos con la solución, Tatsuo nos hizo ver que no teníamos ni idea y dio con la clave. No era un acertijo para una mente occidental.


Y el resto del partido consistió en ver perder a "nuestro" equipo, pasar frío y hacer fotos. El público tampoco parecía muy entusiasmado, y si gritaban por algo, no era por los goles, sino por jugadas que debían ser magníficas, pero que nos parecieron de lo más intrascedente.


Como podéis ver no os miento cuando os digo que el campo estaba lleno de gente.


No digo que el footy sea aburrido; tal vez es que vimos un partido muy desigual. Pero yo, si he de ver algo de deporte, que sea en un bar y con unas cervecicas.

Pudimos ver a "nuestro" equipo perder sin que nos doliera demasiado. Al final, la gente se fue civilizadamente del estadio y tan sólo quedaron las gaviotas, que se pusieron las botas con los restos de patatas y bocadillos que había por todos lados.


Un gran placer ver el partido con Gonzamacho, un gran amante del deporte. Y después pudimos charlar largo y tendido bebiendo cervezas del lugar. Que sigas teniendo buen viaje Gonzalo, y hasta otra.

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