Neigbourhood Watch Newsletter

Una de las cosas que me encuentro en el buzón la última semana de mes es el parte policial de Rossana, el Neigbourhood Watch Newsletter. Es una hojita bastante cutre patrocinada por The Good Guys, la tienda donde me vendieron la lavadora que ha dejado de funcionar antes de cumplir el primer mes de vida.

Bueno, pues parece que este mes hemos tenido 7 crímenes, 2 atracos, 2 robos de casas, 1 de daños a la propiedad y 2 TFMC, que parece ser algo relacionado con el tráfico (de coches, se entiende). En el panfletillo se especifica la calle, la fecha, la hora y algunos comentarios; todo un lujo de detalles. En la lista de objetos robados se incluye: 2 electrodomésticos, 2 accesorios de coche, 4 propiedades personales, 2 herramientas y 1 propiedad de la marina (!). Ha habido una detención. La pasma dice que vamos en línea con el mes de abril del año pasado. Parece que no nos podemos quejar. También hay un reportaje sobre los mejores cerrojos, ventajas e inconvenientes de cada tipo.

Pues eso, un poco de folklore. Lo cierto es que aquí las puertas exteriores siempre están abiertas y los buzones no suelen tener candado. No parece haber mucha delincuencia ni paranoia. Tampoco se ve ni un poli por la calle. Y eso a mi es algo que me tranquiliza.

Ya estamos totalmente asentados

Otis y Yolanda ya ha empezado sus actividades respectivas. Otis va a una guardería llamada CheerioKids donde empieza a balbucear algunas palabrejas en inglés. Yolanda estudia inglés en Heidelberg West y empieza en el segundo nivel sin haber tomado clases previamente. Todo un éxito. El más inadaptado soy yo, que tras casi dos meses en el Hospital todavía no sé muy bien qué hago allí. Como decían en la zarzuela 'la del manojo de rosas': "Hace tiempo que vengo al taller, y no sé a que vengo." Algún día me enteraré del sentido de la vida.

Os dejo un par de fotos en las que podréis ver el trepidante ritmo de vida australiano, practicando deportes de riesgo y bregando con bestias salvajes.

Mis problemas con las magdalenas

Algunos de vosotros ya sabréis que Otis es un adicto a las magdalenas. Pero por estos lares no se estilan las típicas magdalenas hispanas. Aquí se les llama muffins y son más dulces y muchas veces están rellenas de frutas. Por eso me propuse aprender a hacer magdalenas. La receta es sencilla, la verdad, pero tan sólo he conseguido que me salgan bien en uno de cinco intentos. Y cuesta lo suyo. He tenido que ir aprendiendo mil y un trucos, pero la dosis apropiada de levadura se me resiste. Hoy lo he probado otra vez, pero he vuelto a fracasar. Os dejo una foto con mi primer y único éxito.

Fumar es...

...caro; definitivamente caro. Un paquete, de 25 cigarrillos eso sí, aquí vale unos 10 dólares. Así que en cuanto llegó Yolanda nos planteamos dejar de fumar. Es triste que el motivo económico sea el que haya tenido más peso, pero ha sido así. El hecho de que Otis nos imitara también ha contribuido.

Calculamos que cada día gastábamos 10 dólares en tabaco. Tenemos un monedero donde vamos metiendo 10 dólares cada día. Con lo que acumulemos nos iremos de viaje a Fidji. ¿Creeis que lo conseguiremos?

Desde que empecé a fumar a diario, hace más de 10 años, nunca había conseguido estar más de 3 días seguidos sin fumar. Ya llevo nueve. Al quinto día tenía un síndrome de abstinencia bastante importante. Ahora no; parece que ya he superado la adicción física. La psicológica es otro cantar. Porque claro, soy consciente de que si ahora me fuera con los colegas a beber una cerveza me fumaría un estanco entero.

Pues eso, ¡ya tenemos 90 dólares ahorrados!

En el zoo de Melbourne

El sábado pasado fuimos al zoo de Melbourne para que, aunque enjaulados, Otis por fin pudiera ver algunos marsupiales. Después de pasar por el enorme mercado de Queen Victoria cogimos un tranvía en dirección al Royal Park, que es donde está el zoo. Es un sitio muy agradable y espacioso. No hay demasiados animales pero tienen bastante sitio donde moverse. A Otis le encantó claro; es un animalófilo.

Además de los típicos canguros, que estaban haciendo la siesta, vimos los canguros de los árboles. Curioso bicho que, como se ve, también estaba sestenado.


Los monos que no falten. Aquí podemos ver un par de ellos. Aunque parezca lo contrario el más peligroso es el de delante, el que sonríe.


En el zoo hay mucho parque por donde pasear, hacer picnics, y se puede entrar en recintos donde hay algunos animales mansos.


También pudimos ver como dan de comer a los tigres, uno de los bichos preferidos de Otis. Desde entonces se pasa el día gruñendo como si fuera un tigre. Dios mio, y ya han pasado 8 días. A ver si vemos pingüinos o algo por el estilo y se le pasa el tigrismo. Arrgg.


Bueno, y para acabar otro ejemplo marsupial; un wombat. Curioso bicho, ¿no os parece?

De paseo por Rosanna

Ahora que estamos todos juntos ya hemos empezado a pasear un poco y conocer el territorio. Os presento nuestro barrio, Rosanna, que está a 25 minutos en tren del centro de Melbourne. Es un barrio del city council de Banyule que está en el norte-noreste de la ciudad. Aquí está la estación de tren.


A 5 minutos de casa tenemos un parque la mar de majo donde pasear, con riachuelo y puente incluido.


Otis aprovechó para cultivar algunas plantas.


Y también encontramos un tobogán gigante. A pesar del jet-lag Otis se atrevió a montar. Afortunadamente, aunque la foto engañe, la pendiente del tobogán era mínima y la velocidad de caída era inferior a 1 km/h.

¡Por fin juntos!

Por fin llegaron Yolanda y Otis. Algo desmejorados por 24 horas de duro viaje y atormentados por el jet-lag. Pero aquí están. Ha sido un emocionante reencuentro. Un mes es bastante, aunque a algunos os pueda parecer una gilipollez. Espero poder contaros más cosas de Melbourne en los próximos días, a medida que vayamos descubriendo la ciudad. Ayer lo intentamos pero unos vientos huracanados nos lo impidieron. No es una exageración ya que salió en las portadas de todos los periódicos locales y se ha cobrado 2 víctimas (http://www.theage.com.au/articles/2008/04/02/1206851013791.html).
Aquí tenéis un par de instantáneas. Ahora nos vamos a ir a dar un paseo por el barrio, porque el hombre del tiempo promete nuevas ventoleras y casi mejor no ir a la city.