domingo, 2 de noviembre de 2008

Phillip Island

El fin de semana pasado fuimos a Phillip Island, una isla al este de Mornignton Peninsula. Se puede llegar con transporte público, y así hicimos para hacer honor a nuestro trapisondismo. Fueron 3 trenes y un ferry, pero a gusto. Nos llevamos las bicis porque pensábamos que podríamos pasear por la isla sin problemas. Craso error. La isla estaba acondicionada para coches que quisieran recorrer sus 10 km a más de 100 km/h, pero no para paseos familiares en bicicleta. Nos desanimó un poco. Además no da mucha tranquilidad pedalear por una carretera por la que pasan conductores inquietos con una prisa inusitada. Si a esto le sumamos la cantidad de cadáveres de marsupiales y aves que había en el arcen la visita prometía ser un infierno. Yolanda se puso enferma. Otis, afortunadamente, no los vio. Es una auténtica pena, además en una isla que se vende como destino turístico para ver animales en libertad.

Esta isla es famosa por sus pingüinos enanos y focas, pero es imposible ir en bicicleta al sitio donde aparecen. Te tienes que llevar tu coche o ir en un tour organizado. Así que pasamos. Nos metimos, eso sí, en una reserva de koalas, para ver de nuevos a estos perezosos bichos. Después de ver una imagen como ésta,
parece mentira que tengan que poner letreros como estos, ¿no?

Al final, con mucho tesón, encontramos unas buenas rutas para ir en bici. Fue costoso pero mereció la pena. Pudimos estar solos disfrutando de la naturaleza y huyendo de los bólidos.

Bueno, solos no. Encontramos algunos amigos por el camino. Una serpiente,

y un par de walabís.


¿Cómo? ¿Que no habéis visto nada en la primera foto? Sí hombre. Bueno, ahí va un zoom.

1 comentario:

Centauro Del Desierto dijo...

Así que era una carretera adornada con despojos... Un mulanar a la australiana, claro.