Para movernos estas vacaciones decidimos imitar a los canguros. Se acabó la sillita. Así Otis ha podido disfrutar del paisaje y yo he hecho unas cuantas sesiones de gimnasio gratis.
No está mal el invento, aunque he de reconocer que acababa hecho polvo. Pero era la única forma de caminar todos juntos por la selva tropical.
Y si uno se cansa la mochila se aguanta sola. ¡Y todos tan contentos!
martes, 1 de julio de 2008
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